miércoles, 27 de febrero de 2013

Risoterapia

La risa es una respuesta biológica producida por el organismo como respuesta a determinados estímulos, sobre todo frente al estrés. Los estudios más recientes sobre la risa son los realizados desde 1999 por Robert Provine, neurobiólogo del comportamiento de la Universidad de Maryland, quien sostiene que la risa es un «balbuceo lúdico, instintivo, contagioso, estereotipado y de control subconsciente —o involuntario— que raramente se produce en soledad». En los seres humanos, la risa se inicia, en promedio, hacia los cuatro meses de edad.

En algunas tradiciones, como la oriental, la risa no sería solo una acción física, si no que es algo también espiritual, y que cuando se trata de la risa más profunda (la del diafragma), es la risa de Buda.

El filósofo John Morreall (1983) sostiene que el origen biológico de la risa humana pudo estar en una expresión compartida de alivio tras pasar el peligro; la tranquilidad que sentimos tras reírnos puede ayudar a inhibir la respuesta agresiva, convirtiendo la risa en un signo de conducta que indica confianza en los compañeros. Popularmente se la considera básicamente una respuesta a momentos o situaciones de humor, como expresión externa de diversión, y relacionada con la alegría y la felicidad, aunque la risa, según numerosos estudios, como los de Robert Provine, está motivada por un estímulo cómico en una minoría de los casos cotidianos. Suele aparecer, de forma más o menos simulada, como complemento emocional de los mensajes verbales, así como en situaciones de estrés o en conductas de tipo lúdico como las cosquillas.

 
Algunas teorías médicas atribuyen efectos beneficiosos para la salud y el bienestar a la risa, dado que libera endorfinas. Se ha demostrado que cuando una persona se ríe de verdad entonces en su cerebro se libera serotonina, un tipo de endorfinas (neurotransmisores secretados por la glándula pituitaria del cerebro, que tienen un efecto de tipo opiáceo con efectos calmantes y analgésicos). Siendo los beneficios de la risa los siguientes:

• Liberación del temor y la angustia.
• Contribuye a aplacar la ira.
• Contribuye a un cambio de actitud mental que favorece la disminución de enfermedades.
• Favorece la digestión al aumentar las contracciones de todos los músculos abdominales.
• Aumenta el ritmo del corazón y el pulso y, al estimular la liberación de las hormonas “endorfinas”, permite que éstas cumplan una de sus importantes funciones, como es la de mantener la elasticidad de las arterias coronarias.
• Disminuye la presencia del colesterol en la sangre pues equivale a un ejercicio aeróbico.
• Ayuda a reducir la glucosa en sangre.

En la India, comparten el grado de espiritualidad de la risa, y la consideran también como un método de meditación, ya que piensas que la risa es una meditación en sí misma, por el hecho de que ayuda a exteriorizas sentimientos. También hay antiguos libros que defienden que la risa es el mejor método para eliminar el ego, porque se empieza sabiéndose reir de sí mismo, y ese es el origen de un buen sentido del humor hacia el exterior.

En el Islam, la religión de más de 1000 millones de creyentes en todo el mundo, podemos encontrar en su libro sagrado la frase dicha por el profeta Mahoma : “El que hace reír a sus compañeros, merece el paraíso”.

En tiempos más cercanos a nosotros, hace 100 años, Sigmund Freud atribuyó a las carcajadas el poder de liberar al organismo de energía negativa, algo que pudo ser demostrado posteriormente científicamente, al descubrir que el córtex cerebral libera impulsos eléctricos negativos un segundo después de comenzar a reír. En los últimos 30 años se ha avanzado mucho en la aplicación de la risa como terapia.

Pero sin duda, aunque con la base milenaria ya expuesta, el empujón definitivo a la popularidad de la risoterapia llegó en los años 70, gracias a Norman Cousins, editor y periodista americano, quien sufría graves dolores sin solución, y a quien sus doctores le recomendaron la risa (mediante películas de los hermanos Marx, el gordo y el flaco...). Fue diagnosticado de espondilitis anquilosante, una enfermedad muy dolorosa. El agravamiento de los síntomas se acentuó cuando Norman entró en una depresión. A partir de que uno de sus médicos le recomendase ver películas cómicas, siguió el consejo a rajatabla y fue testigo de su mejoría. Posteriormente, en 1979, publicó un libro titulado en español Anatomía de una enfermedad, y en él explicaba que tan solo 10 minutos de carcajadas le proporcionaban alivio para las 2 horas siguientes.

«Risoterapia» es un neologismo que define una técnica ya utilizada desde la antigüedad aunque no bajo el calificativo de terapia. Consiste, como su nombre indica, en humor terapéutico. En 1988 se creó la Asociación para el Humor Terapéutico y Aplicado (AATH en inglés), formada por especialistas que confían en el poder curativo de la risa. Definen el humor terapéutico como «cualquier intervención que promueva la salud y el bienestar estimulando el descubrimiento alegre, la apreciación o expresión de lo absurdo o lo incoherente de las situaciones de la vida». Otro nombre propio en la historia de la risoterapia es el Hunter “Patch" Adams en los años 80, donde aplicó la alegría y el buen humor como herramienta en la recuperación y tratamiento de enfermedades, obteniendo beneficiosos resultados. A partir de ese momento se comenzó a utilizar la técnica de la Risoterapia en los hospitales.

Al igual que el bostezo, la risa es un comportamiento social neurológicamente programado, cuyo origen se encuentra en la necesidad de sincronizar el estado de comportamiento grupal. Es, por ejemplo, el motivo por el que hay una pista de risas en las series cómicas de televisión. Cuando oímos a otra persona reírse de algo, inmediatamente nos fijamos en ese algo y lo consideramos más divertido que si esa persona no se ríe, y entonces sonreímos o incluso llegamos a reír, por lo que en cualquier momento puedes organizar tu sesión de risoterapia estés donde estés, ¿qué cosas puedes hacer para beneficiarte de la risa?:

- Escucha canciones graciosas.
- Ponte películas de risa.
- Escucha carcajadas.
- Mírate al espejo y sácate la lengua.
- Haz cosquillas a alguien.
- Mira muy serio y fijamente a una persona de confianza mientras la otra persona intenta estar serio.
- Imita el comportamiento de un bebé.

Y seguro que puedes hacer muchas cosas más para reírte durante diez minutos… ¿qué diez cosas se te ocurren que te producirán la carcajada?

Y para apoyar un poco tu sesión te planteo aquí una serie de chistes que te puedan ayudar:

Mama como se escribe telefono? -Como suena, Y el niño escribio -Ring Ring.

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Cual es el colmo de un jardinero que su hija se llame Jazmín y la dejen plantada.

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Entra una señora a la carnicería y dice: Deme esa cabeza de cerdo de allí. Y contesta el carnicero: Perdone señora, pero eso es un espejo.

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Entra un nuevo profe al curso y se presenta: Buenos días, mi nombre es Largo. Dice Juanito: No importa, tenemos tiempo.

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Sólo hay dos palabras en el mundo que te abrirán muchas puertas. Tire y empuje.

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Entran tres borrachos en un bar...

Dos llevan a uno, que se cae y queda tirado en el piso. Ciego de vino, uno grita:

-Sírvame 2 vinos para mi y 2 para mi amigo de la mesa...

-Y al del suelo?

-Pero no hombre! Ese tiene que conducir!!!

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Un cliente en un restaurante, llama al camarero:

- Disculpe, ¿El pescado viene solo?

- No, se lo traigo yo.

Una vez iba una gamba llorando por la playa y se encontró con otra gamba y este le pregunta "¿Por qué lloras?"

- Es que mi mamá fue a un cóctel y todavia no vuelve.

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En un prestigioso museo antropólogico el guía se dirige a los turistas:

-Bueno y acá tenemos el esqueleto de un Tiranosaurus Rex que tiene aproximadamente 65 millones de años y 15 días.

Un turista sorprendido pregunta:

-Señor, ¿cómo sabe usted la edad con tanta precisión?

-Y... cuando entré a trabajar me dijeron que tenía 65 millones años... y hace ya 15 días que trabajo.

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Y si quieres mucho más ya sabes que tienes disponible el CD de Risoterapia de Remodelatuvida, sólo es necesario que lo solicites enviando un e-mail a: siquieres@remodelatuvida.es

 
 
 
 

lunes, 18 de febrero de 2013

Procrastinación "Vuelva usted mañana"


"Vuelva usted mañana (artículo del Bachiller)"

Mariano José de Larra.

Gran persona debió de ser el primero que llamó pecado mortal a la pereza. Nosotros, que ya en uno de nuestros artículos anteriores estuvimos más serios de lo que nunca nos habíamos propuesto, no entraremos ahora en largas y profundas investigaciones acerca de la historia de este pecado, por más que conozcamos que hay pecados que pican en historia, y que la historia de los pecados sería un tanto cuanto divertida. Convengamos solamente en que esta institución ha cerrado y cerrará las puertas del cielo a más de un cristiano.

Estas reflexiones hacía yo casualmente no hace muchos días, cuando se presentó en mi casa un extranjero de estos que, en buena o en mala parte, han de tener siempre de nuestro país una idea exagerada e hiperbólica; de éstos que, o creen que los hombres aquí son todavía los espléndidos, francos, generosos y caballerescos seres de hace dos siglos, o que son aún las tribus nómadas del otro lado del Atlante: en el primer caso vienen imaginando que nuestro carácter se conserva tan intacto como [nuestras ruinas] nuestra ruina; en el segundo vienen temblando por esos caminos, y preguntan si son los ladrones que los han de despojar los individuos de algún cuerpo de guardia establecido precisamente para defenderlos de los azares de un camino, comunes a todos los países.

Verdad es que nuestro país no es de aquellos que se conocen a primera ni a segunda vista, y si no temiéramos que nos llamasen atrevidos, lo [comparáramos] compararíamos de buena gana a esos juegos de manos sorprendentes e inescrutables para el que ignora su artificio, que estribando en una grandísima bagatela, suelen después de sabidos dejar asombrado de su poca perspicacia al mismo que se devanó los sesos por buscarles causas extrañas. Muchas veces la falta de una causa determinante en las cosas nos hace creer que debe de haberlas profundas para mantenerlas al abrigo de nuestra penetración. Tal es el orgullo del hombre, que más quiere declarar en alta voz que las cosas son incomprensibles cuando no las comprende él, que confesar que el ignorarlas puede depender de su torpeza.

Esto no obstante, como quiera que entre nosotros mismos se hallen muchos en esta ignorancia de los verdaderos resortes que nos mueven, no tendremos derecho para extrañar que los extranjeros no los puedan tan fácilmente penetrar.

Un extranjero de éstos fué el que se presentó en mi casa, provisto de competentes cartas de recomendación para mi persona. Asuntos intrincados de familia, reclamaciones futuras, y aun proyectos vastos concebidos en París de invertir aquí sus cuantiosos caudales en tal cual especulación industrial o mercantil, eran los motivos que a nuestra patria le conducían.

Acostumbrado a la actividad en que viven nuestros vecinos, me aseguró formalmente que pensaba permanecer aquí muy poco tiempo, sobre todo si no encontraba pronto objeto seguro en que invertir su capital. Parecióme el extranjero digno de alguna consideración, trabé presto amistad con él, y lleno de lástima traté de persuadirle a que se volviese a su casa cuanto antes, siempre que seriamente trajese otro fin que no fuese el de pasearse. Admiróle la proposición, y fué preciso explicarme más claro.

--Mirad --le dije--, monsieur Sans-délai, que así se llamaba; vos venís decidido a pasar quince días, y a solventar en ellos vuestros asuntos.
--Ciertamente --me contestó--. Quince días, y es mucho. Mañana por la mañana buscamos un genealogista para mis asuntos de familia; por la tarde revuelve sus libros, busca mis ascendientes, y por la noche ya sé quién soy. En cuanto a mis reclamaciones, pasado mañana las presento fundadas en los datos que aquél me dé, legalizados en debida forma; y como será una cosa clara y de justicia innegable (pues sólo en este caso haré valer mis derechos), al tercer día se juzga el caso y soy dueño de lo mío. En cuanto a mis especulaciones, en que pienso invertir mis caudales, al cuarto día ya habré presentado mis proposiciones. Serán buenas o malas, y admitidas o desechadas en el acto, y son cinco días; en el sexto, séptimo y octavo, veo lo que hay que ver en Madrid; descanso el noveno; el décimo tomo mi asiento en la diligencia, si no me conviene estar más tiempo aquí, y me vuelvo a mi casa; aún me sobran de los quince, cinco días.

Al llegar aquí monsieur Sans-délai, traté de reprimir una carcajada que me andaba retozando ya hacía rato en el cuerpo, y si mi educación logró sofocar mi inoportuna jovialidad, no fué bastante a impedir que se asomase a mis labios una suave sonrisa de asombro y de lástima que sus planes ejecutivos me sacaban al rostro mal de mi grado.

--Permitidme, monsieur Sans-délai --le dije entre socarrón y formal--, permitidme que os convide a comer para el día en que llevéis quince meses de estancia en Madrid.
--¿Cómo?
--Dentro de quince meses estáis aquí todavía.
--¿Os burláis?
--No por cierto.
--¿No me podré marchar cuando quiera? ¡Cierto que la idea es graciosa!
--Sabed que no estáis en vuestro país activo y trabajador.
--¡Oh!, los españoles que han viajado por el extranjero han adquirido la costumbre de hablar mal [siempre] de su país por hacerse superiores a sus compatriotas.
--Os aseguro que en los quince días con que contáis, no habréis podido hablar siquiera a una sola de las personas cuya cooperación necesitáis.
--¡Hipérboles! Yo les comunicaré a todos mi actividad.
--Todos os comunicarán su inercia.

Conocí que no estaba el señor de Sans-délai muy dispuesto a dejarse convencer sino por la experiencia, y callé por entonces, bien seguro de que no tardarían mucho los hechos en hablar por mí.

Amaneció el día siguiente, y salimos entrambos a buscar un genealogista, lo cual sólo se pudo hacer preguntando de amigo en amigo y de conocido en conocido; encontrámosle por fin, y el buen señor, aturdido de ver nuestra precipitación, declaró francamente que necesitaba tomarse algún tiempo; instósele, y por mucho favor nos dijo definitivamente que nos diéramos una vuelta por allí dentro de unos días. Sonreíme y marchámonos. Pasaron tres días: fuimos.

--Vuelva usted mañana --nos respondió la criada--, porque el señor no se ha levantado todavía.
--Vuelva usted mañana --nos dijo al siguiente día--, porque el amo acaba de salir.
--Vuelva usted mañana --nos respondió al otro--, porque el amo está durmiendo la siesta.
--Vuelva usted mañana --nos respondió el lunes siguiente--, porque hoy ha ido a los toros.
--¿Qué día, a qué hora se ve a un español? Vímosle por fin, y Vuelva usted mañana --nos dijo--, porque se me ha olvidado. Vuelva usted mañana, porque no está en limpio.

A los quince días ya estuvo; pero mi amigo le había pedido una noticia del apellido Díez, y él había entendido Díaz y la noticia no servía. Esperando nuevas pruebas, nada dije a mi amigo, desesperado ya de dar jamás con sus abuelos.

Es claro que faltando este principio no tuvieron lugar las reclamaciones.

Para las proposiciones que acerca de varios establecimientos y empresas utilísimas pensaba hacer, había sido preciso buscar un traductor; por los mismos pasos que el genealogista nos hizo pasar el traductor; de mañana en mañana nos llevó hasta el fin del mes. Averiguamos que necesitaba dinero diariamente para comer, con la mayor urgencia; sin embargo, nunca encontraba momento oportuno para trabajar. El escribiente hizo después otro tanto con las copias, sobre llenarlas de mentiras, porque un escribiente que sepa escribir no le hay en este país.

No paró aquí; un sastre tardó veinte días en hacerle un frac, que le había mandado llevarle en veinticuatro horas; el zapatero le obligó con su tardanza a comprar botas hechas; la planchadora necesitó quince días para plancharle una camisola; y el sombrerero, a quien le había enviado su sombrero a variar el ala, le tuvo dos días con la cabeza al aire y sin salir de casa.

Sus conocidos y amigos no le asistían a una sola cita, ni avisaban cuando faltaban, ni respondían a sus esquelas. ¡Qué formalidad y qué exactitud!

--¿Qué os parece de esta tierra, monsieur Sans-délai? --le dije al llegar a estas pruebas.
--Me parece que son hombres singulares...
--Pues así son todos. No comerán por no llevar la comida a la boca.

Presentóse con todo, yendo y viniendo días, una proposición de mejoras para un ramo que no citaré, quedando recomendada eficacísimamente.

A los cuatro días volvimos a saber el éxito de nuestra pretensión.

--Vuelva usted mañana --nos dijo el portero--. El oficial de la mesa no ha venido hoy.
--Grande causa le habrá detenido --dije yo entre mí. Fuímonos a dar un paseo, y nos encontramos, ¡qué casualidad! al oficial de la mesa en el Retiro, ocupadísimo en dar una vuelta con su señora al hermoso sol de los inviernos claros de Madrid.

Martes era el día siguiente, y nos dijo el portero:

--Vuelva usted mañana, porque el señor oficial de la mesa no da audiencia hoy.
--Grandes negocios habrán cargado sobre él--, dije yo.

Como soy el diablo y aun he sido duende, busqué ocasión de echar una ojeada por el agujero de una cerradura. Su señoría estaba echando un cigarrito al brasero, y con una charada del Correo entre manos que le debía costar trabajo [acertar] el acertar.

--Es imposible verle hoy --le dije a mi compañero--; su señoría está, en efecto, ocupadísimo.

Diónos audiencia el miércoles inmediato, y ¡qué fatalidad! el expediente había pasado a informe, por desgracia, a la única persona enemiga indispensable de monsieur y [su plan] de su plan, porque era quien debía salir en él perjudicado. Vivió el expediente dos meses en informe, y vino tan informado como era de esperar. Verdad es que nosotros no habíamos podido encontrar empeño para una persona muy amiga del informante. Esta persona tenía unos ojos muy hermosos, los cuales sin duda alguna le hubieran convencido en sus ratos perdidos de la justicia de nuestra causa.

Vuelto de informe, se cayó en la cuenta en la sección de nuestra bendita oficina de que el tal expediente no correspondía a aquel ramo; era preciso rectificar este pequeño error; pasóse al ramo, establecimiento y mesa correspondiente, y hétenos caminando después de tres meses a la cola siempre de nuestro expediente, como hurón que busca el conejo, y sin poderlo sacar muerto ni vivo de la huronera. Fué el caso al llegar aquí que el expediente salió del primer establecimiento y nunca llegó al otro.

--De aquí se remitió con fecha de tantos --decían en uno.
--Aquí no ha llegado nada --decían en otro.
--¡Voto va! --dije yo a monsieur Sans-délai-- ¿sabéis que nuestro expediente se ha quedado en el aire como el alma de Garibay, y que debe de estar ahora posado como una paloma sobre algún tejado de esta activa población?

Hubo que hacer otro. ¡Vuelta a los empeños! ¡Vuelta a la prisa! ¡Qué delirio!

--Es indispensable --dijo el oficial con voz campanuda--, que esas cosas vayan por sus trámites regulares.

Es decir, que el toque estaba, como el toque del ejercicio militar, en llevar nuestro expediente tantos o cuantos años de servicio.

Por último, después de cerca de medio año de subir y bajar, y estar a la firma o al informe, o a la aprobación, o al despacho, o debajo de la mesa, y de volver siempre mañana, salió con una notita al margen que decía: "A pesar de la justicia y utilidad del plan del exponente, negado".

--¡Ah, ah, monsieur Sans-délai! --exclamé riéndome a carcajadas--; éste es nuestro negocio.

Pero monsieur Sans-délai se daba a todos los oficinistas, que es como si dijéramos a todos los diablos.

--¿Para esto he echado yo viaje tan largo? ¿Después de seis meses no habré conseguido sino que me digan en todas partes diariamente: Vuelva usted mañana? ¿Y cuando este dichoso mañana llega, en fin, nos dicen redondamente que no? ¿Y vengo a darles dinero? ¿Y vengo a hacerles favor? Preciso es que la intriga más enredada se haya fraguado para oponerse a nuestras miras.
--¿Intriga, monsieur Sans-délai? No hay hombre capaz de seguir dos horas una intriga. La pereza es la verdadera intriga; os juro que no hay otra; ésa es la gran causa oculta: es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.

Al llegar aquí, no quiero pasar en silencio algunas razones de las que me dieron para la anterior negativa, aunque sea una pequeña digresión.

--Ese hombre se va a perder --me decía un personaje muy grave y muy patriótico.
--Esa no es una razón --le repuse--; si él se arruina, nada, nada se habrá perdido en concederle lo que pide; él llevará el castigo de su osadía o de su ignorancia.
--¿Cómo ha de salir con su intención?
--Y suponga usted que quiere tirar su dinero y perderse; ¿no puede uno aquí morirse siquiera, sin tener un empeño para el oficial de la mesa?
--Puede perjudicar a los que hasta ahora han hecho de otra manera eso mismo que ese señor extranjero quiere [hacer].
--¿A los que lo han hecho de otra manera, es decir, peor?
--Sí, pero lo han hecho.
--Sería lástima que se acabara el modo de hacer mal las cosas. Conque, porque siempre se han hecho las cosas del modo peor posible, ¿será preciso tener consideraciones con los perpetuadores del mal? Antes se debiera mirar si podrían perjudicar los antiguos al moderno.
--Así está establecido; así se ha hecho hasta aquí; así lo seguiremos haciendo.
--Por esa razón deberían darle a usted papilla todavía como cuando nació.
--En fin, señor [Bachiller] Fígaro, es un extranjero.
--¿Y por qué no lo hacen los naturales del país?
--Con esas socaliñas vienen a sacarnos la sangre.
--Señor mío --exclamé, sin llevar más adelante mi paciencia--, está usted en un error harto general. Usted es como muchos que tienen la diabólica manía de empezar siempre por poner obstáculos a todo lo bueno, y el que pueda que los venza. Aquí tenemos el loco orgullo de no saber nada, de quererlo adivinar todo y no reconocer maestros. Las naciones que han tenido, ya que no el saber, deseos de él, no han encontrado otro remedio que el de recurrir a los que sabían más que ellas.

Un extranjero --seguí --que corre a un país que le es desconocido, para arriesgar en él sus caudales, pone en circulación un capital nuevo, contribuye a la sociedad, a quien hace un inmenso beneficio con su talento y su dinero. Si pierde, es un héroe; si gana, es muy justo que logre el premio de su trabajo, pues nos proporciona ventajas que no podíamos acarrearnos solos. Ese extranjero que se establece en este país, no viene a sacar de él el dinero, como usted supone; necesariamente se establece y se arraiga en él, y a la vuelta de media docena de años, ni es extranjero ya, ni puede serlo; sus más caros intereses y su familia le ligan al nuevo país que ha adoptado; toma cariño al suelo donde ha hecho su fortuna, al pueblo donde ha escogido una compañera; sus hijos son españoles, y sus nietos lo serán; en vez de extraer el dinero, ha venido a dejar un capital suyo que traía, invirtiéndole y haciéndole producir; ha dejado otro capital de talento, que vale por lo menos tanto como el del dinero; ha dado de comer a los pocos o muchos naturales de quien ha tenido necesariamente que valerse; ha hecho una mejora, y hasta ha contribuído al aumento de la población con su nueva familia. Convencidos de estas importantes verdades, todos los gobiernos sabios y prudentes han llamado a sí a los extranjeros: a su grande hospitalidad ha debido siempre la Francia su alto grado de esplendor; a los extranjeros de todo el mundo que ha llamado la Rusia, ha debido el llegar a ser una de las primeras naciones en muchísimo menos tiempo que el que han tardado otras en llegar a ser las últimas; a los extranjeros han debido los Estados Unidos... Pero veo por sus gestos de usted --concluí interrumpiéndome oportunamente a mí mismo-- que es muy difícil convencer al que está persuadido de que no se debe convencer. ¡Por cierto, si usted mandara, podríamos fundar en usted grandes esperanzas! [La fortuna es que hay hombres que mandan más ilustrados que usted, que desean el bien de su país, y dicen: "Hágase el milagro y hágalo el diablo." Con el Gobierno que en el día tenemos, no estamos ya en el caso de sucumbir a los ignorantes o a los malintencionados, y quizá ahora se logre que las cosas vayan a mejor, aunque despacio, mal que les pese a los batuecos.]

Concluída esta filípica, fuíme en busca de mi Sans-délai.

--Me marcho, señor [Bachiller] Fígaro--me dijo--. En este país no hay tiempo para hacer nada; sólo me limitaré a ver lo que haya en la capital de más notable.
--¡Ay! mi amigo --le dije--, idos en paz, y no queráis acabar con vuestra poca paciencia; mirad que la mayor parte de nuestras cosas no se ven.
--¿Es posible?
--¿Nunca me habéis de creer? Acordáos de los quince días...

Un gesto de monsieur Sans-délai me indicó que no le había gustado el recuerdo.

--Vuelva usted mañana--nos decían en todas partes--, porque hoy no se ve.
--Ponga usted un memorialito para que le den a usted permiso especial.

Era cosa de ver la cara de mi amigo al oír lo del memorialito: representábasele en la imaginación el informe, y el empeño, y los seis meses, y... Contentóse con decir: --Soy [un] extranjero--. ¡Buena recomendación entre los amables compatriotas míos!

Aturdíase mi amigo cada vez más, y cada vez nos comprendía menos. Días y días tardamos en ver [a fuerza de esquelas y de volver] las pocas rarezas que tenemos guardadas. Finalmente, después de medio año largo, si es que puede haber un medio año más largo que otro, se restituyó mi recomendado a su patria maldiciendo de esta tierra, y dándome la razón que yo ya antes me tenía, y llevando al extranjero noticias excelentes de [las] nuestras costumbres [de nuestros batuecos]; diciendo, sobre todo, que en seis meses no había podido hacer otra cosa sino volver siempre mañana, y que a la vuelta de tanto mañana, eternamente futuro, lo mejor, o más bien lo único que había podido hacer bueno, había sido marcharse.

¿Tendrá razón, perezoso lector (si es que has llegado ya a esto que estoy escribiendo), tendrá razón el buen monsieur Sans-délai en hablar mal de nosotros y de nuestra pereza? ¿Será cosa de que vuelva el día de mañana con gusto a visitar nuestros hogares? Dejemos esta cuestión para mañana, porque ya estarás cansado de leer hoy: si mañana u otro día no tienes, como sueles, pereza de volver a la librería, pereza de sacar tu bolsillo y pereza de abrir los ojos para hojear [los pocos folletos] que tengo que darte [ya], te contaré cómo a mí mismo, que todo esto veo y conozco y callo mucho más, me ha sucedido muchas veces, llevado de esta influencia, hija del clima y de otras causas, perder de pereza más de una conquista amorosa; abandonar más de una pretensión empezada y las esperanzas de más de un empleo, que me hubiera sido acaso, con más actividad, poco menos que asequible; renunciar, en fin, por pereza de hacer una visita justa o necesaria, a relaciones sociales que hubieran podido valerme de mucho en el transcurso de mi vida; te confesaré que no hay negocio que pueda hacer hoy que no deje para mañana; te referiré que me levanto a las once, y duermo siesta; que paso haciendo el quinto pie de la mesa de un café, hablando o roncando, como buen español, las siete y las ocho horas seguidas; te añadiré que cuando cierran el café, me arrastro lentamente a mi tertulia diaria (porque de pereza no tengo más que una), y un cigarrito tras otro me alcanzan clavado en un sitial, y bostezando sin cesar, las doce o la una de la madrugada; que muchas noches no ceno de pereza, y de pereza no me acuesto; en fin, lector de mi alma, te declararé que de tantas veces como estuve en esta vida desesperado, ninguna me ahorqué y siempre fué de pereza. Y concluyo por hoy confesándote que ha más de tres meses que tengo, como la primera entre mis apuntaciones, el título de este artículo, que llamé: Vuelva usted mañana; que todas las noches y muchas tardes he querido durante ese tiempo escribir algo en él, y todas las noches apagaba mi luz diciéndome a mí mismo con la más pueril credulidad en mis propias resoluciones: ¡Eh, mañana le escribiré! Da gracias a que llegó por fin este mañana, que no es del todo malo; pero ¡ay de aquel mañana que no ha de llegar jamás!

(El Pobrecito Hablador, enero de1833)



lunes, 11 de febrero de 2013

Coaching ¡Actualiza tus hábitos!


Test Autoestima

¿Quieres medir tu autoestima?, aquí tienes un sencillo test que te puede ser útil: http://www.psicoactiva.com/tests/test4.htm

¡Cumpliméntalo con cariño!


Los beneficios de Practicar Pilates

¡Las dolencias de la columna vertebral son las más frecuentes en los países industrializados (80% de la población) y suelen producirse entre los 30 y 50 años. Entre los múltiples beneficios de practicar de manera regular Pilates están conseguir un buen tono muscular fortaleciendo y tonificando el cuerpo sin aumentar el volumen muscular y con ello conseguir estilizar la figura, aumentar la flexibilidad, la agilidad, el sentido de equilibrio y mejora la coordinación de movimientos, mejorar la alineación postural y corrige los hábitos posturales incorrectos, prevenir y rehabilitar lesiones del sistema músculo-esquelético.

Algunos de los principales beneficios de practicar pilates son:

- Conseguir un buen tono muscular fortaleciendo y tonificando el cuerpo sin aumentar el volumen muscular y con ello consiguiendo estilizar la figura.

- Aumentar la flexibilidad, la agilidad, el sentido de equilibrio y mejora la coordinación de movimientos.

- Mejorar la alineación postural y corrige los hábitos posturales incorrectos.

- Prevenir y rehabilitar lesiones del sistema músculo-esquelético.

- Mediante la respiración y la concentración se logra un estado de relajación global permitiendo con ello eliminar el estrés y las tensiones musculares y rigideces.

- Mediante la integración cuerpo-mente consigue aumentar la autoestima y el conocimiento del propio cuerpo obteniendo con ello un bienestar no sólo físico sino integral y logrando cambiar la forma en que te relacionas con tu cuerpo y afrontas la vida.

- Aportar gran vitalidad y fuerza permitiendo minimizar el esfuerzo para realizar las tareas cotidianas más pesadas o cualquier otro tipo de deporte.
 
"En 10 sesiones notarás la diferencia, en 20 verás la diferencia y en 30 sesiones tu cuerpo habrá cambiado por completo". Joseph H. Pilates.
 
Si deseas saber a qué grupos te puedes apuntar envía un mail a: siquieres@remodelatuvida.es

Pilates en el embarazo

Según el estudio publicado en ¡Annals of Behavioral Medicine” el 11% de las embarazadas sufre depresión durante el período prenatal. El equipo investigador ha encontrado evidencias que demuestran que el deporte moderado mejora las capacidades y la situación física de las premamás, lo que amortigua el impacto que sufren al mirarse al espejo mes a mes. Unos minutos a la semana de actividades físicas controladas y poco agresivas bastan para que las embarazadas se mantengan en forman y cuiden su cuerpo y autoestima.

El método Pilates para el embarazo parte de los ejercicios y movimientos originales pero con modificaciones según las diferentes etapas de la gestación. El método se centra en los cambios posturales, en el entrenamiento de los músculos y así mismo en el entrenamiento físico para conseguir una buena preparación para el parto. Durante y después del embarazo es fundamenta que toda esa musculatura esté fuerte ya que en ésta etapa de la vida el cuerpo es sometido a grandes sobrecargas.

Se puede empezar Pilates en cualquier fase de la gestación e incluso tras la misma, obteniéndose extraordinarios beneficios.

 Los beneficios de realizar Pilates durante el embarazo y tras el embarazo son:
 
- Mejora postural.
- Ayuda a relajarse y mejora el sueño.
- Mantiene el control del peso corporal.
- Regula la fatiga, aumentando la energía.
- Previene dolores musculares.
- Alivio de dolores y trastornos relacionados con la gestación.
- Proporciona una mayor rapidez en la recuperación postparto.
- Reduce la depresión postparto.
- Evita posibles patologías del suelo pélvico.
- Ayuda a mantener el tono, la fuerza y la resistencia muscular.
- Aumenta la fuerza abdominal proporcionando el apoyo necesario al peso del útero y del bebé.
- Favorece el parto por el fortalecimiento de la musculatura del suelo pélvico.
- Mejora la respiración en el parto y reduce la falta de aliento durante el embarazo.
- Mejora la circulación sanguínea.


 
Además tu cita con Pilates hará que te reúnas con otras mamás como tú y compartas con ellas todas tus experiencias mientras te cuidas y cuidas a tu bebé.

¡Practicar Pilates durante el embarazo es una experiencia única!

Si deseas saber a qué grupos te puedes apuntar envíame un e-mail a: siquieres@remodelatuvida.es